Mi experiencia en el parto - Parte I

27 febrero, 2020

Experiencia parto natural

El parto, ese momento al que le tienes tantas ganas como miedo.

Creo que no hay ninguna embarazada que no sienta preocupación por ese momento. Nueve meses esperando a tu bebé; te mueres por conocerlo, verle por primera vez y tenerle ente tus brazos, quieres que todo salga bien, que sea fácil, rápido y sin complicaciones para ninguno de los dos, por ello, el temor a los riesgos que pueden producirse dan cierto respeto, y ya no decir el miedo a enfrentarse a ese dolor que venden como el peor por lo que puede pasar una mujer. 

Cuando eres mamá primeriza es inevitable escuchar comentarios de todo tipo, es increible, cuando se habla con una embarazada todo el mundo es experto en neonatos, especialistas en ginecología y matronas en sus ratos libres, y esto solo por haber pasado por la experiencia de un parto, dos, o incluso tres, a pesar de que esas mismas personas, han vivido cada nacimiento de sus hijos de una forma distinta, aún así, por alguna razón, creen que su experiencia abarca lo suficiente como para generalizar o contar las cosas como si fuesen una verdad absoluta. Y ahí estás tu, con una panza considerable, totalmente inexperta e incapaz de rechazar información, oyes a todos, y te vas montando tu propia película de como será llegado ese momento, del cual no tienes ni idea; ni cuando se va a producir, ni de que forma se iniciará el proceso de parto, ni como serán tus contracciones, ni el dolor que producen, ni del tiempo que durará… y oye, no lo vas a saber hasta que lo vivas, el final de tu embarazo se puede presentar de muchas maneras y creedme, escuchar todas esas historias exageradas de partos eternos, dolorosos, con dificultades o imposibles, no va a hacer que estés mas preparada, ni te va a quitar los nervios, al contrario. 


Experiencia parto natural


¿Por qué os digo esto? Bien pues, yo di a luz el pasado 12 de junio de 2019 y hasta hoy he tenido muchas dudas para publicar este post a pesar de que me lo habéis pedido muchisimo, el motivo es precisamente porque no quiero que mi experiencia se perciba como referente de nada. Cada parto es diferente, cada mujer es diferente, y cada bebé un mundo. Yo no soy experta de nada, y como mucho mi historia solo os puede servir para conocer un caso mas, uno que quizás pueda llamar la atención por ir a contracorriente del dramatismo común.


Debo reconocer que el miedo se apoderó de mí en muchas fases de mi embarazo a pesar de no haber tenido ninguna complicación ni nada de que preocuparme durante el proceso. Aún así, era pensar en el parto y me daban escalofríos. Tengo un problema cardíaco, del cual estoy operada de hace muchos años, y también sufro de ansiedad; temía en exceso que ambas cosas pudiesen suponer una dificultad mayor en el momento de dar a luz, además de todas las dudas comunes; cómo voy a saber que estoy de parto, cómo es el dolor que tengo que sentir, cómo debo actuar, qué está dentro de lo “normal” y qué no… cosas que pasan por la cabeza de todas en ese estado. Pues bien, yo no os voy a decir lo de “tranquila, que cuando llegue el momento lo sabrás”, o lo otro de “no te preocupes que cuando sean contracciones de parto las distinguirás bien”… en mi caso, ni una cosa, ni la otra. 


Simulacro al parto

Tuvimos un simulacro previo, una semana antes, pensábamos que llegaba por una falsa sensación de perdida de liquido. Me fui al hospital solo con eso, bueno vale, y con las maletas a cuestas y un montón de nervios que me generaron una sensación de dolor, que, en realidad, era inexistente. Pero pensamos que podría haberse fisurado la bolsa, y oye, sabíamos de casos en que había pasado por eso y prefería quedarme tranquila. Una vez más, las dichosas historias. 

Finalmente, después de las comprobaciones pertinentes, todo quedó en un susto y nos volvimos a casa con todos los bártulos, Ian aun quería quedarse un poco mas en el vientre de mamá, estaba la mar de cómodo y no había indicios de que se fuese a producir el parto de forma inminente. 

Este pequeño susto me relajó, y me dije a mí misma que no me precipitaría en el siguiente aviso, porque así me lo habían enseñado en las clases de preparación y no quería pecar de histérica. Me sorprendí a mí misma, porque a pesar del respeto que me daba ese momento y con lo fácil que me altero normalmente, cuando el momento llegó fui la persona más tranquila y serena del planeta. 


Experiencia parto natural

Inicio del proceso de parto.

Cuando se aproxima la fecha en la que sales de cuentas, que por cierto, yo salía de cuentas el 13 de junio, las visitas al ginecólogo y matrona se intensifican, hay que poner correas a menudo, verificar posición del bebé y el cuello del útero, supongo que entre otras cosas. 

En las primeras visitas me decían que tenía contracciones esporádicas, yo no sentía nada, como mucho, que la barriga se ponía más dura de vez en cuando, durante unos segundos, y después relajaba. 

En la última revisión, el día 11 de junio, le comenté a la ginecóloga que desde hacía un par de días sentía unos pequeños calambres en la parte baja de la barriga, una sensación molesta, similar al dolor típico de la menstruación, me comentó que eso era una contracción y más tarde, en las correas, pudieron ver que eran más frecuentes que los anteriores días. Yo seguía sin notar un dolor que me causara alerta, y entonces me dijo que no me preocupase, porque las del momento del parto sabría destingirlas. 

Y si, supe distinguirlas, pero no por el dolor, si no por la frecuencia. 


Antes de seguir, me gustaría puntualizar que mis dolores menstruales son muy frecuentes y bastante intensos, por lo que todo lo que había sentido hasta el momento me estaba pareciendo poco incluso comparado con algunos de mis episodios más fuertes a lo largo de mis 20 años como mujer. 


12 de junio.

 5:00a.m.

Desperté con uno de esos calambres en la barriga, y con mi gato vigilándome muy de cerca. No le di importancia, miré la hora, me giré con la poca agilidad que la barriga me permitía, y me quedé dormida sin ser consciente de que la molestia del calambre se me había pasado. Al poco rato, volvió a pasar, y procedí del mismo modo. Fue la tercera vez cuando me desvelé un poco mas y al mirar la hora pensé… “voy a descargarme una de esas apps para contar contracciones”. Así hice, me la descargué, puse el móvil en la almohada, y cada vez que sentía el calambre pulsaba el cronometro y lo paraba cuando se iba. 


Estaba tranquila, y durante bastante rato las fui considerando esporádicas, no vi la necesidad de despertar a Rubén, ni de prepararme para salir al hospital. Y así pasaron tres horas, cada vez calambres mas cortos pero más frecuentes, pero seguí en cama, abrazada al gato que no se despegaba de mi barriga. 


 8:00a.m.

Sonó el despertador de Rubén para ir a trabajar, y al girarse para darme los buenos días se fijó en mi móvil y el historial de números que había en la pantalla. Enseguida me preguntó qué era eso. Yo le dije que creía que eran contracciones, no por el dolor, pero que me parecía que los calambres eran bastante frecuentes. En ese momento, cogió el móvil y se puso a mirar la app para entender que se estaba anotando, cuando de repente saltó de un brinco diciendo “Nena ¡pero que ya son cada 5 minutos!, hay que salir para el hospital YA”. Me lo quedé mirando y le dije que se relajase, que podría ser otra falsa alarma, aunque el dolor se había intensificado un poco, seguía sin ser nada que no pudiese aguantar sin drama. Insistió y accedí, pero sin prisa, antes quería darme una ducha y desayunar tranquilamente. 


Tal cual hice, me duché, escogí la ropa mas cómoda de mi armario, desayuné con calma, como suelo hacer siempre, y después, con los calambres, ya más frecuentes, salimos hacia el hospital y yo con mis dudas de que hubiese llegado el momento, casi convencida de que me volverían a mandar para casa algunas horas mas. 


 11:00a.m.

Nos confirmaron en urgencias que estaba de parto, e ingresamos.


Experiencia parto natural


¡Continuará la próxima semana!
¿Tienes ganas de saber cómo me fue? 

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