maternidad
Mi experiencia en el parto - Parte II
05 marzo, 2020
Debo confesar que de todo esto tengo recuerdos confusos.
Quizás las horas no son tan exactas como en la primera parte de mi experiencia, y el orden de lo sucedido necesitaré que lo verifique Rubén antes de publicar este post. Sin duda, a estas alturas guardo más detalles de cómo me sentí durante el proceso, que del procedimiento en sí, pero estoy segura de que estas sensaciones no solo me pasan a mí.
El parto.
Seguimos donde lo dejamos en el anterior post:
12:30p.m.
Nos instalamos en la sala de parto, con contracciones cada menos de 5 minutos, pero con solo 2cm de dilatación.
Cuando hacía algunas semanas preparamos nuestro plan de parto con la guía del personal del hospital que nos atendería, pudimos decidir nuestras preferencias durante el procedimiento y así respetarían nuestros deseos, siempre que fuese posible, porque también dejamos muy claro que ante cualquier riesgo o complicación podrían proceder según su criterio médico y eso me daba la tranquilidad de estar en buenas manos.
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Mi ilusión era que fuese un parto vaginal y lo más natural posible, y por eso habíamos pedido sala de parto con bañera para la dilatación, y muchas otra opciones para evitar a toda costa la anestesia epidural, a la cual le tenía mucho respeto.
La primera noticia, tras acomodarnos, fue que el equipo de ginecólogos habían descartado mi preferencia de la bañera debido a un problema cardíaco congénito que yo tengo, así que, a pesar de tenerla disponible, no me dejarían utilizarla. Entendí que había un riesgo y lo acepté.
13:30h
Las contracciones seguían ahí, no eran muy dolorosas, pero su frecuencia y llevar ya 8:30h con ellas empezaban a tenerme agotada, incluso somnolienta.
Mientras Rubén me realizaba uno de esos masajes lumbares que nos habían enseñado en clases para rebajar los calambres, los cuales también habíamos practicado mucho las últimas semanas de embarazo para aliviarme el dolor de espalda, entró la matrona y nos planteó la posibilidad de poner una dosis de anestesia epidural.
De entrada yo no quería ni oír hablar de ello, pero no se dio por vencida y tras revisar que la dilatación seguía siendo insuficiente su argumento hizo que dedicara unos segundos para pensarlo de nuevo:
“Llevas casi 9h con contracciones, solo has dilatado 2cm, y hasta llegar a los 10cm pueden pasar muchas horas mas . Si sigues desgastándote así, al llegar el momento no tendrás tantas fuerzas para empujar.”
14:00h
Tenía razón, así opté por la opción de la “walking epidural” para poder seguir realizando ejercicios que ayudasen a mi bebé a encajarse en el canal de parto y salir.
¿Walking epidural? ¿Qué es?
"La epidural móvil o walking epidural es una modalidad en la que se emplean dosis mínimas de anestésico para conseguir dos objetivos fundamentales: la analgesia y la ausencia de bloqueo motor. Evidentemente, es una opción más a elegir, que no excluye la epidural convencional, y que va orientada a las mujeres que demandan más participación y autonomía en el parto"
Aquí empieza uno de los dos momentos más duros del parto, y no porque lo fuese, si no por el miedo que yo le tenía.
Desde el principio del embarazo la idea de ese pinchazo entre dos vértebras, el no poder moverme mientras me la ponían y ser tan importante no hacerlo, me hacía sentir mucha inseguridad hacia este procedimiento y eso se convirtió en motivo suficiente, y algo irracional, para querer evitarla todo cuanto me fuese posible. Es cierto que nunca dije “nunca”, porque el transcurrir de la situación marcaría la última palabra y finalmente me pesó más poder tener la fuerza suficiente para empujar y evitar cesárea, ¡y menos mal que lo hice!
14:30h
Llega la anestesista con sus bártulos y no quise ni mirar. Me dio las indicaciones para llevar a cabo el procedimiento y en ese momento empecé a temblar.
Recuerdo estar sentada sobre la cama, muy incómoda con mi inmensa barriga. Tenía a Rubén de frente, cogiéndome las manos y tratando de tranquilizarme mientras yo estaba completamente desencajada, sudando y al borde de ponerme a llorar mientras prestaba atención a cada movimiento de mi espalda, pero sobre todo, a la llegada de mis contracciones. La anestesista me contaba cada cosa que hacía, pero apenas podía oírla. Estaba muy nerviosa, tenía la sensación de estar yendo muy lento, y me costaba hasta respirar. Bueno, quizás es que hasta la respiración me estaba aguantando por no querer moverme. Finalmente, todo terminó abruptamente, apenas sentí el pinchazo y menos aún el catéter que me habían dejado por la espalda para aumentar la dosis si era necesario.
Sin duda, había magnificado ese momento en mi cabeza y los nervios que pase en esos minutos habían terminado de agotarme.
Al finalizar el proceso pedí quedarme tumbada un rato para poder descansar ahora que no iba a sentir tanto los calambres de las contracciones.
15:00h
Me había quitado unos buenos pesos de encima, el miedo a la anestesia epidural y a los calambres constantes. Ahora me sentía cansada, pero animada, y desde la cama, recostada, respondí a los mensajes de WhatsApp como si nada estuviese pasando. También revisé Instagram y grabé videos para el recuerdo. Todo mientras Rubén estaba tumbado a mi lado, tranquilamente, comiéndose un bocadillo. ¡Con el hambre que tenia yo!
15:30h
La matrona vino de nuevo a ver cómo iba la situación. Aunque me habían estado monitorizando las contracciones, necesitaban hacer las exploraciones pertinentes para ver cómo iba el proceso de parto. Aún estábamos a tan solo 4cm de dilatación. En cierto modo lo agradecí porque me estaba dando el sueño otra vez y tenía toda la intención del mundo de echarme a dormir. Ya me levantaría más tarde teniendo en cuenta que parecía que eso iba para largo.
15:50h
Menos de veinte minutos durmiendo, y a saltos, porque cada vez que la matrona, una enfermera o alguien del personal entraba en la sala de parto me despertaba ligeramente. Y en ese momento, tras revisar las contracciones decidieron hacer una nueva exploración. LA EXPLORACIÓN.
En cuestión de segundos todos mis sentidos se despertaron de golpe cuando, de repente, oigo a la matrona decir: “10cm, ya está aquí”.
Mis ojos, como platos, miraron a Rubén que se disponía a agarrarme la mano por el lado izquierdo de la cama, mientras me ayudaban a colocarme en una posición cómoda para empezar a empujar. Yo recuerdo que le dije: “no voy a poder, tengo mucho sueño”.
Enseguida oigo como una matrona le dice a otra compañera que el bebé viene mirando hacia arriba y que hay que intentar girarlo. En ese momento empieza la segunda parte más tensa del parto.
Todas mis alertas se activan cuando noto como la matrona intenta dar la vuelta al bebé con la mano. Pero comenta que no es capaz porque está muy encajado y que tendría que sacarlo ya. Al momento me dicen: “Bien Yania, tienes que empujar con todas tus fuerzas hasta que te digamos que pares”
No sabía ni de dónde sacar las fuerzas, me sentía débil, tenía la sensación de estar haciendo un esfuerzo titánico a la vez que la impresión de no estar haciendo nada porque mi bebé no salía. Empecé a sentirme muy preocupada por la importancia que estaban dando a la posición del bebé, y es que justamente eso era lo que hacía que fuese tan difícil hacerle salir. No dejaba de oír comentarios entre las profesionales que me acompañaban hablando de posibles fórceps, de que no podíamos perder tiempo, etc.
Me dieron un ultimátum sin especificar que pasaría después si no conseguía sacarlo por mí misma.
Mi cabeza empezó a montarse películas de terror y en ese momento, me dije a mi misma que iba a salir sí o sí, que ni fórceps, ni cualquier otra instrumento. Empuje con valentía, mucha fuerza y sin drama. Sin gritos, sin ponerme histérica. No me dolía nada, yo solo sentía una presión por todo mi cuerpo, sabía que estaba a muy poco de poder tenerle en brazos y yo solo quería que todo fuese bien.
Una matrona se dispuso a ayudarme haciendo presión en la parte alta de mi barriga a la vez que yo empujaba, mientras otra sujetaba la cabeza que ya asomaba, y Rubén me daba todo ese apoyo que estaba necesitando para decirme que SÍ PODIA HACERLO. Con ese intento, salió la cabeza, que era lo que más preocupaba, y con otro más, se acabó.
16:28h
Esa es la hora que comunicaba la matrona mientras me ponían a Ian sobre mi pecho. El se quedó apoyado sobre sus bracitos, mirándome con unos ojos enormes y con la piel algo morada. Mientras Rubén traía su arrullo y gorrito yo no pude evitar fijarme en la forma de cabeza, que estaba bastante deformada, y sin apartar la vista de él pregunté “¿la cabeza no le quedará así, verdad?” Sí, lo sé, sonará a chifladura pero en ese momento sólo necesitaba que alguien me confirmase que había llegado bien y que todo estaba normal, y con esas palabras fue como lo pude expresar. Con la enorme sonrisa de aquellas dos mujeres que me habían asistido entendí que estaba todo perfecto. Y me relajé, empecé a disfrutar y sacamos el móvil para hacernos nuestra primera foto juntos y comunicar la noticia al resto de la familia.
Los tres nos quedamos embobados, mirándonos y abrazándonos. Muy felices de dar la bienvenida a esta nueva etapa a la vez que nos sentíamos sorprendidos de lo rápido que había pasado todo. Y ya no hablo sólo del parto, que fue maravilloso, yo también pensé en el embarazo completo: nueve meses compartiendo juntos una experiencia irrepetible, dos corazones en un mismo cuerpo, sintiendo sus movimientos dentro de mí, la tranquilidad de dormirme acariciando la barriga sabiendo que todo estaba bien... todo lo iba a echar de menos desde ese día.
Hicieron las pruebas pertinentes a Ian mientras él ya estaba enganchado al pecho y luego me comentaron que yo no tenía ni el más mínimo rasguño, así que nada de puntos. Estaba genial.
Tuve el parto que siempre desee
Miré a Rubén tratando de agradecerle todo lo que hicimos juntos para que ese momento hubiese salido tan bien y como siempre había querido, porque, a pesar de los momentos tensos y del agotamiento, había tenido un parto rápido, no había sufrido apenas dolor con las contracciones, ni siquiera antes de la walking epidural, y eso fue por ser constantes con todas las recomendaciones que nos dieron en las clases de preparación al parto. Reducimos dolor en las contracciones con los masajes lumbares que tanto habíamos practicado y conseguimos evitar el temido desgarro con ejercicios en la zona pirenal durante todo el último mes. Es evidente que todos los esfuerzos se vieron recompensados, y tengo que agradecer infinito lo mucho que Ruben se involucró en cada aspecto durante el embarazo, su apoyo fue fundamental en todo momento.
Quien me visitó al día siguiente alucinaba con lo bien que yo me sentía físicamente tras el parto; y yo tampoco daba crédito. No tenía dolor, apenas sentía molestias, estaba muy animada y completamente entregada a esa personita que acababa de llegar, revolucionando por completo todas mis perspectivas.
Soy consciente que esta experiencia ha roto todos los miedos que me habían infundado con mil historias para no dormir, pero aún así, si repetimos, volveré a sentir cierto temor, porque cada embarazo es un mundo y se pueden presentar muchas circunstancias llegando el momento. Lo que sí cambiará en una segunda experiencia es que tengo claro que voy a oír menos y escucharme más.
Confiad en vosotras mismas, seguid vuestra intuición, y pensad que estamos diseñadas para esto. Claro que somos capaces, podemos hacerlo.
¿Qué es lo que más recuerdas de tu experiencia?
¿Qué miedos tienes?
Mi experiencia en el parto - Parte I
27 febrero, 2020
El parto, ese momento al que le tienes tantas ganas como miedo.
Creo que no hay ninguna embarazada que no sienta preocupación por ese momento. Nueve meses esperando a tu bebé; te mueres por conocerlo, verle por primera vez y tenerle ente tus brazos, quieres que todo salga bien, que sea fácil, rápido y sin complicaciones para ninguno de los dos, por ello, el temor a los riesgos que pueden producirse dan cierto respeto, y ya no decir el miedo a enfrentarse a ese dolor que venden como el peor por lo que puede pasar una mujer.
Cuando eres mamá primeriza es inevitable escuchar comentarios de todo tipo, es increible, cuando se habla con una embarazada todo el mundo es experto en neonatos, especialistas en ginecología y matronas en sus ratos libres, y esto solo por haber pasado por la experiencia de un parto, dos, o incluso tres, a pesar de que esas mismas personas, han vivido cada nacimiento de sus hijos de una forma distinta, aún así, por alguna razón, creen que su experiencia abarca lo suficiente como para generalizar o contar las cosas como si fuesen una verdad absoluta. Y ahí estás tu, con una panza considerable, totalmente inexperta e incapaz de rechazar información, oyes a todos, y te vas montando tu propia película de como será llegado ese momento, del cual no tienes ni idea; ni cuando se va a producir, ni de que forma se iniciará el proceso de parto, ni como serán tus contracciones, ni el dolor que producen, ni del tiempo que durará… y oye, no lo vas a saber hasta que lo vivas, el final de tu embarazo se puede presentar de muchas maneras y creedme, escuchar todas esas historias exageradas de partos eternos, dolorosos, con dificultades o imposibles, no va a hacer que estés mas preparada, ni te va a quitar los nervios, al contrario.
¿Por qué os digo esto? Bien pues, yo di a luz el pasado 12 de junio de 2019 y hasta hoy he tenido muchas dudas para publicar este post a pesar de que me lo habéis pedido muchisimo, el motivo es precisamente porque no quiero que mi experiencia se perciba como referente de nada. Cada parto es diferente, cada mujer es diferente, y cada bebé un mundo. Yo no soy experta de nada, y como mucho mi historia solo os puede servir para conocer un caso mas, uno que quizás pueda llamar la atención por ir a contracorriente del dramatismo común.
Debo reconocer que el miedo se apoderó de mí en muchas fases de mi embarazo a pesar de no haber tenido ninguna complicación ni nada de que preocuparme durante el proceso. Aún así, era pensar en el parto y me daban escalofríos. Tengo un problema cardíaco, del cual estoy operada de hace muchos años, y también sufro de ansiedad; temía en exceso que ambas cosas pudiesen suponer una dificultad mayor en el momento de dar a luz, además de todas las dudas comunes; cómo voy a saber que estoy de parto, cómo es el dolor que tengo que sentir, cómo debo actuar, qué está dentro de lo “normal” y qué no… cosas que pasan por la cabeza de todas en ese estado. Pues bien, yo no os voy a decir lo de “tranquila, que cuando llegue el momento lo sabrás”, o lo otro de “no te preocupes que cuando sean contracciones de parto las distinguirás bien”… en mi caso, ni una cosa, ni la otra.
Simulacro al parto
Tuvimos un simulacro previo, una semana antes, pensábamos que llegaba por una falsa sensación de perdida de liquido. Me fui al hospital solo con eso, bueno vale, y con las maletas a cuestas y un montón de nervios que me generaron una sensación de dolor, que, en realidad, era inexistente. Pero pensamos que podría haberse fisurado la bolsa, y oye, sabíamos de casos en que había pasado por eso y prefería quedarme tranquila. Una vez más, las dichosas historias.
Finalmente, después de las comprobaciones pertinentes, todo quedó en un susto y nos volvimos a casa con todos los bártulos, Ian aun quería quedarse un poco mas en el vientre de mamá, estaba la mar de cómodo y no había indicios de que se fuese a producir el parto de forma inminente.
Este pequeño susto me relajó, y me dije a mí misma que no me precipitaría en el siguiente aviso, porque así me lo habían enseñado en las clases de preparación y no quería pecar de histérica. Me sorprendí a mí misma, porque a pesar del respeto que me daba ese momento y con lo fácil que me altero normalmente, cuando el momento llegó fui la persona más tranquila y serena del planeta.

Inicio del proceso de parto.
Cuando se aproxima la fecha en la que sales de cuentas, que por cierto, yo salía de cuentas el 13 de junio, las visitas al ginecólogo y matrona se intensifican, hay que poner correas a menudo, verificar posición del bebé y el cuello del útero, supongo que entre otras cosas.
En las primeras visitas me decían que tenía contracciones esporádicas, yo no sentía nada, como mucho, que la barriga se ponía más dura de vez en cuando, durante unos segundos, y después relajaba.
En la última revisión, el día 11 de junio, le comenté a la ginecóloga que desde hacía un par de días sentía unos pequeños calambres en la parte baja de la barriga, una sensación molesta, similar al dolor típico de la menstruación, me comentó que eso era una contracción y más tarde, en las correas, pudieron ver que eran más frecuentes que los anteriores días. Yo seguía sin notar un dolor que me causara alerta, y entonces me dijo que no me preocupase, porque las del momento del parto sabría destingirlas.
Y si, supe distinguirlas, pero no por el dolor, si no por la frecuencia.
Antes de seguir, me gustaría puntualizar que mis dolores menstruales son muy frecuentes y bastante intensos, por lo que todo lo que había sentido hasta el momento me estaba pareciendo poco incluso comparado con algunos de mis episodios más fuertes a lo largo de mis 20 años como mujer.
12 de junio.
5:00a.m.
Desperté con uno de esos calambres en la barriga, y con mi gato vigilándome muy de cerca. No le di importancia, miré la hora, me giré con la poca agilidad que la barriga me permitía, y me quedé dormida sin ser consciente de que la molestia del calambre se me había pasado. Al poco rato, volvió a pasar, y procedí del mismo modo. Fue la tercera vez cuando me desvelé un poco mas y al mirar la hora pensé… “voy a descargarme una de esas apps para contar contracciones”. Así hice, me la descargué, puse el móvil en la almohada, y cada vez que sentía el calambre pulsaba el cronometro y lo paraba cuando se iba.
Estaba tranquila, y durante bastante rato las fui considerando esporádicas, no vi la necesidad de despertar a Rubén, ni de prepararme para salir al hospital. Y así pasaron tres horas, cada vez calambres mas cortos pero más frecuentes, pero seguí en cama, abrazada al gato que no se despegaba de mi barriga.
8:00a.m.
Sonó el despertador de Rubén para ir a trabajar, y al girarse para darme los buenos días se fijó en mi móvil y el historial de números que había en la pantalla. Enseguida me preguntó qué era eso. Yo le dije que creía que eran contracciones, no por el dolor, pero que me parecía que los calambres eran bastante frecuentes. En ese momento, cogió el móvil y se puso a mirar la app para entender que se estaba anotando, cuando de repente saltó de un brinco diciendo “Nena ¡pero que ya son cada 5 minutos!, hay que salir para el hospital YA”. Me lo quedé mirando y le dije que se relajase, que podría ser otra falsa alarma, aunque el dolor se había intensificado un poco, seguía sin ser nada que no pudiese aguantar sin drama. Insistió y accedí, pero sin prisa, antes quería darme una ducha y desayunar tranquilamente.
Tal cual hice, me duché, escogí la ropa mas cómoda de mi armario, desayuné con calma, como suelo hacer siempre, y después, con los calambres, ya más frecuentes, salimos hacia el hospital y yo con mis dudas de que hubiese llegado el momento, casi convencida de que me volverían a mandar para casa algunas horas mas.
11:00a.m.
Nos confirmaron en urgencias que estaba de parto, e ingresamos.
¡Continuará la próxima semana!
¿Tienes ganas de saber cómo me fue?
El tercer trimestre de mi embarazo
29 agosto, 2019
¡La recta final fue lo más duro!
Toda mujer con la que hablaba, que había pasado por esos nueve meses de espera, coincician en lo mismo "los últimos meses son los peores", y a pesar de que yo siempre soy escéptica a todo eso que se dice a menos que tenga pruebas, he de decir que en eso tenían razón.
Pero en mi caso, además de tener que convivir con las dolencias y molestias propias de este trimestre, tuve que sobreponerme de una dolorosa e inesperada despedida.
El momento más duro del embarazo
Decir adiós a un ser querido nunca es fácil, pero si te toca vivir esta circunstancia cuando estás impaciente por presentarle a un nuevo miembro de la familia, es terriblemente doloroso. La noche del día 6 de mayo de 2019, vivimos el momento más duro y angustioso de embarazo, Kai, nuestro gatito de apenas 4 años, nos dejó para siempre, de repente, sin esperarlo, en nuestros brazos y sin poder hacer nada para ayudarle. Sufrió un infarto.
La angustia se apoderó de mí, no podía dejar de llorar y terminé la noche en el hospital, afrontando un ataque de ansiedad y pasando un miedo horroroso por nuestro bebé. Como consecuencia, me tocó hacer reposo los días siguientes para evitar riesgos de un parto prematuro.
Quizás quien no tenga una mascota le cueste entenderlo, pero en esta casa nuestros dos felinos son parte de la familia, estábamos deseando sumar uno más y disfrutar todos juntos, pero ese adiós, lo cambió todo. Su pérdida dejó un enorme vacío, y aún hoy, varios meses después, seguimos intentando reponernos mientas le echamos en falta en cada momento.
¡Vemos la carita de nuestro bebé por primera vez!
Pasamos de uno de los peores momentos, a uno de los más dulces, y es que gracias la tecnologías 4D y 5D, ahora ya no hay que imaginarse cómo va a ser tu bebé porque puedes hacerte una idea viéndolo en tiempo real a través de una pantalla.
Ya con los siete meses del embarazo cumplidos, elegimos el Centro de Ecografias 4D Hola Mami de Barcelona para ver por primera vez la carita de nuestro bebé y emocionarnos como nunca.
Nuestro pequeño no era muy fan de las ecografías, las fotos y la presión durante el embarazo, solía esconderse o taparse con sus brazos, pero Mercé, la profesional que nos atendió, tuvo muchísima paciencia con él, y uso todas las técnicas que estaban en su mano para que pudiésemos ver bien sus facciones y nos llevásemos nuestra primera foto a casa. Además, respondió con mucha profesionalidad todas nuestras dudas, y nos contó un montón de detalles que nadie nos había explicado aún acerca del bebé y el embarazo ¡Eso lo agradecimos muchísimo!
Sin duda, fue una experiencia tan bonita que se la recomiendo a todas las parejas que estén esperando un hijo y se encuentren entre las semanas 25 y 30, porque es cuando su carita ya está bien definida. Creo que merece mucho la pena porque se estrechan vínculos con el bebé, y es un momento muy especial, sobretodo para el padre que no puede sentir su evolución como nosotras, y así empieza a imaginárselo.
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¿Cómo ha sido el tercer trimestre de mi embarazo?
En este trimestre se sumaron muchos factores que hicieron que fuese especialmente intenso; los cambios del embarazo eran más que evidentes, las molestias ya no me pasaban desapercibidas, el temor al momento del parto se convirtió en algo real, y las ganas de tener en brazos a ese bebé que estaba crecido dentro de mi me tenían impaciente y nerviosa.
1. Clases de preparación al parto
Cuando mi matrona me recomendó apuntarme a las clases de preparación al parto, no tuve que pensármelo. Era consciente de mi desconocimiento hacia todo lo que estaba por llegar, y la falta de información acaba convirtiéndose en un lastre, las dudas atormentan y el miedo bloquea, así que yo, como primeriza y novata, tenía ansia de saber y ganas de ponerme las pilas para que el final de esta travesía fuese lo más idílica posible.
Estas clases fueron de lo más importante del embarazo, junto al entrenamiento semanal de natación para embarazadas de las cuales os hablé en el post del segundo trimestre. Con ellas aprendí a detectar que síntomas y sensaciones eran algo normal del proceso, y con cuales había que dar la voz de alarma, algo que me tranquilizó mucho porque llegado un punto del embarazo, sientes muchísimas cosas y no sabes si algunas de ellas podrían ser algo preocupante, también nos enseñaron como saber si ha llegado el momento del parto, dado que puede darse de muchas formas distintas dependiendo de cada una, y practicamos masajes, posturas, y ejercicios para facilitar la bajada del bebé, evitar la episiotomía en el parto, y relajar el dolor de lumbares y contracciones. También un montón de cosas sobre los cuidados y necesidades del bebé en sus primeros días y detalles sobre la lactancia.
2. Llegaron las molestias intensas
A medida que iba creciendo la barriga y aumentando de peso, que fueron en total 23kg -se me fue un poco de las manos, a pesar de tomar medidas para evitarlo-, las molestias se intensificaban.
El dolor de lumbar llegó a ser insoportable durante unos días, los masajes aprendidos en las clases de preparación al parto aliviaban pero no lo eliminaban, y los analgésicos permitidos en el embarazo no me ayudaban, así que en esos momentos terminaba muchas horas sentada o tumbada para sentirme mejor, aunque tampoco fue la mejor solución, dado que las horas de "descanso" se hacían agonizantes intentando encontrar una postura cómoda, que era casi imposible con semejante bollo.
A eso se le sumaba un ligero hincharon de piernas y pies, que en ese momento me parecía exagerado, pero más tarde supe que no lo fue, y esto os lo contaré mejor en el siguiente post, cuando os cuente como fue el parto. De todos modos, calzarme sola era imposible y encontrar un calzado apropiado en mi armario, casi peor.
Los dientes. Si, aunque parezca increíble -a mí me lo parecía-, hay embarazos que te dejan la boca hecha unos zorros y el mío estaba siendo así. En el punto de partida mi dentadura estaba recién arreglada, con brakets retirados hacia apenas unos meses y con todas sus piezas en perfecto estado, pero en los primeros seis meses sufrieron una brutal masacre de caries, y también mis encías se sumaron a la fiesta, hinchándose cual flotador de verano y produciendo una sensibilidad extrema. Con todo, pasé muchas noches sin poder dormir de dolor y con muy pocas opciones en mi mano, ningún dentista se atrevió a intervenir durante la gestación.
Las contracciones llegaron con bastante antelación. Primero las indoloras que tan solo ponían la barriga dura y tensa durante unos segundos, más tarde, de forma irregular, y aún siendo pronto, empecé a sentir un dolor similar a los que causa la regla, pero un poco más intenso. Aunque de entrada no lo sabía, resulta que esas ya eran las contracciones que anunciaban que el bebé se estaba preparando, me lo confirmó la ginecóloga en uno de los muchísimos controles que pasamos los últimos días.
Como menos importante, en las últimas semanas apareció el cansancio y el sueño extremo en horas poco adecuadas, y el insomnio a la hora de dormir, los cambios de humor, la irritabilidad por la incomodidad soportada, los nervios y las ganas de terminar con todo el malestar.
3. Cuidados extras en las ultimas semanas
Mi piel tenía límite, y superado el tamaño de tres sandias no dio más de sí. De pronto, una mañana desperté, y al mirarme al espejo tuve que parpadear un par de veces, y tratar de recordar qué había estado haciendo esa noche, parecía que había perdido una pelea con un tigre.
De nada sirvió todo el aceite de almendras dulces que había aplicado a diario durante los anteriores ocho meses, las antiguas estrías, que hasta ahora pasaban desapercibidas en su tono plateado, empezaron a cobrar vida de nuevo y ha agrietarse a lo largo y ancho. En ese momento tuve que tomar medidas y empezar a usar el aceite de Bio-Oil, que me habían recomendado un montón de chicas para reducirlas visiblemente.
Lo usé día y noche en las ultimas semanas y conseguí difuminarlas bastante, aunque a día de hoy - dos meses desde que di a luz- sigo usándolo y aún me queda mucho empeño hasta que dejen de verse tan recientes las marcas que me recordaran para siempre que una vida creció dentro de mi.
Además de esto, en la recta final hizo falta una limitación en mi alimentación, no solo para frenar el incontrolable aumento de peso, si no para no sentirme sobrepasada, hinchada y agobiada cada vez que comía.
4. La maleta del hospital
¡Menos mal que no se adelantó! Porque me relajé y no me puse a preparar la maleta del hospital hasta que quedaban apenas tres semanas para dar a luz. No tener las cosas compradas y listas a esas alturas me generó tal estrés que no se lo recomiendo a nadie, con todo el tiempo que tenemos durante el embarazo ¿Para qué esperar tanto?
Hice un post en su día con una lista de las cosas que hay que llevar al hospital para que la podáis descargar, y os expliqué como la preparé yo dejando algunas recomendaciones.
5. La habitación del bebé
Esto sí que lo empezamos a preparar con tiempo. Nos hacia mucha ilusión ir adaptando la casa para dar la bienvenida a uno más, ponernos de acuerdo para elegir sus primeras cosas, y decorar poco a poco a medida que se acercaba la fecha del nacimiento.
Hace unos días os enseñé todos los detalles de la habitación de nuestro bebé en este post ¡No os lo perdáis!
Y así, con contracciones que parecían que si, pero que no, con la incertidumbre de si ese dolor era suficiente y esperando más síntomas que me indicaran el momento de parto, llegue a la semana 39 convencida de que esto había llegado a su fin y que muy posiblemente no pasaríamos de esa semana. No me equivoqué.
En el próximo post, os contare cómo me puse de parto, cómo fue el parto, y cómo llevé los primeros días.
Lo anunciaré en mis redes sociales,
¡No te lo pierdas!
La habitación de mi bebé
11 julio, 2019
¡Nuestro bebé ya tiene terminada su habitación!
Quizás este post podía haberlo subido hace algunas semanas, pero realmente nunca terminaba de ver la habitación 100% acabada, hasta que me di cuenta, de que nunca lo estará.
A medida que le vayamos dando uso veremos nuevas necesidades, iremos cambiando cosas según vaya creciendo, incorporando nuevas, colocando regalos, adaptándonos a cada estación y cada etapa... en definitiva, será un espacio que evolucione día a día, por ello, aunque ya tengo en mente próximas adquisiciones, pensé que sería interesante que vieseis la habitación de partida, la que encontró Ian el día que llegó a casa por primera vez.
Estilo y colores para una habitación de bebé
Desde el principio, Rubén y yo coincidimos en que huiríamos del tópico azul para niño y rosa para niña, dado que en cualquier situación; ropa, juguetes, decoración, etc., nos gusta nada esa idea de diferenciar sexos por colores.
Nuestro objetivo de partida era diseñar todo el entorno de nuestro bebé en tonos neutros, y conseguir un espacio que transmitiese calidez y tranquilidad, haciendo que predominasen los elementos y tejidos naturales, igual que en el resto de la casa, dándole ese cierto aire nórdico que tanto nos gusta, y utilizando colores suaves de las gamas de los tierras, arenas, y grises.
A pesar de que mi idea inicial era tirar de básico con pintura blanca y después jugar con los muebles y decoración, al final Rubén tubo la brillante idea de arriesgar un poquito más, y apostar por hacerlo al revés, utilizando un color piedra para las paredes, que dependiendo de la hora del día y la luz que haya en la habitación, se puede ver más grisáceo en algunos momentos, o con un tono más arena, en otros, y elegir los muebles en blanco y madera.
Muebles de la habitación del bebé
Otra idea que teníamos clara, era que no queríamos una de esas habitaciones hechas a medida, ni complicarnos demasiado con la elección de los muebles, preferíamos algo sencillo que no nos duela ir modificando con los años, y adaptándose ya sea a sus necesidades, a las nuestras, o al lugar donde vivamos en el futuro, así que apostamos por hacer una composición al gusto con muebles básicos de Ikea, y personalizarlos un poco.
La cuna, el armario y la cómoda son de Ikea, podéis ver los modelos aquí, aquí y aquí. Cambiamos los tiradores originales por unos de nudo de cuerda de Zara Home que podéis ver en este enlace.
Para colocar ropa, pañales y las cosas del bebé en los cajones, me ha venido muy bien usar organizadores, ver aquí, para tener todo separado por prendas, y tamaños, ya que empezamos con ropita de diferentes tallas por la falta de saber que grande iba a ser nuestro retoño.
Accesorios imprescindibles para una habitación de bebé
Los accesorios imprescindibles desde el inicio, en la habitación eran cambiador, para colocar sobre la cómoda, y el colchón de la cuna, ambos los miramos mucho dado que necesitábamos que ofreciese la máxima comodidad y confort para nuestro bebé. Sin duda, dos piezas que se van a utilizar muchísimo en el día a día y durante mucho tiempo.
Para el cambiador apostamos por el diseño de la firma Babyclic con tejido de punto de algodón, con un diseño minimalista con estampado de estrellas muy pequeñas, y lo cogimos en la web de Infantdeco, ver aquí, muy recomendable por la gran variedad de productos en puericultura que tienen.
En cuanto al colchón, escogimos el Pack dormir seguro Essential de Aerosleep, la cual incluye el colchón con núcleo Airleft, de alta densidad, que ofrece un soporte ideal para su espalda, así como la seguridad y comodidad necesarias, y el protector, transitable, absorbente e impermeable, con estructura de panal 3D para que el bebé pueda respirar de forma segura, incluso si está tumbado hacia abajo.
Decoración para habitación de bebé
Para a la decoración seguimos en la linea de combinar elementos en blanco, con materiales como el mimbre, la madera, las pieles y los tejidos de algodón y lino.
La lámpara de pared blanca y de madera que colocamos sobre la cuna, es de Maisons du monde, ver aquí, las laminas infantiles de Poster Lounge, toda la colección en este enlace, la alfombra es la Ludde de piel de oveja de Ikea, y la cortina es una básica blanca del mismo lugar, así como las cestas para las cosas de aseo son las Ljusnan.
¿Qué ideas me darías para incorporar en la habitación?
¡Hasta la próxima semana!
Bañador de embarazada para estrenar la temporada de verano
31 mayo, 2019
¡Llegó el calor justo a tiempo para disfrutar de mi bañador de embarazada!
Tenía mis dudas con el clima que estábamos teniendo en estas últimas semanas, pero finalmente, ha llegado antes el sol que el bebé, y he podido estrenar este bañador de embarazada que me encanta.
Tengo muy claro que voy a seguir usándolo el resto del verano, primero porque ya he asumido la cruda realidad, y se que eso de quedarse como estaba previamente al embarazo, es algo que solo le pasa a Pilar Rubio y alguna famosa más, pero no va a ser mi caso, tardaré semanas (si no meses) en perder la barriga y colocar todo en su sitio, y segundo porque me gusta tanto, que no descarto hacerle algún arreglo y seguir disfrutándolo ¿Qué pensáis? ¿Merece la pena o no?
Ya os iré contando en redes sociales (@mvesblog) si aún le saco más partido en los próximos días, ¡ya me queda nada para dar la bienvenida a nuestro pequeño!
Bañador de Envie de Fraise (enlace aquí)
¡En su web tenéis un montón de modelos para las que queráis lucir vuestro embarazo este verano!
¡Hasta el próximo post!
Comentad que os parece ;)
Qué llevar en la maleta del hospital para el parto
23 mayo, 2019
Ya estoy preparada por si surge cualquier imprevisto antes de la semana 40.
Estoy al final de mi semana 36 de embarazo, y justo ayer cerré la maleta para el hospital. No os podéis imaginar el agobio que estaba acumulando desde hace días, recibiendo presión externa de continuo por estar retrasando demasiado este asunto, y casi ya no podía dormir.
Mi matrona, las compañeras de natación, en las clases de preparación al parto... todas me decían "prepárala ya, o te va a pillar desprevenida", "deberías tenerla lista desde la semana 32", "¿aún no has comprado todas las cosas?¿si se adelanta que vas a hacer?" casi me explota la cabeza, y más sabiendo que la mayoría ya estaban listas, aun estando de muchas menos semanas que yo.
No se explicaros el porqué de mi retraso, quizás por el significado, cerrar la maleta es asumir que la fecha de parto esta cada vez más próxima, quizás porque comprar ciertas cosas para ese momento me daba una pereza fuera de lo normal, también porque las tallas de bebé me vuelven completamente loca, o a saber... la cuestión es que según las recomendaciones, he esperado demasiado, así que vosotras no hagáis lo mismo. Cuanto antes lo tengáis preparado, más tranquilas estaréis, de verdad, seguir los consejos de los profesionales que os asisten el embarazo, y si igual que los míos, os recomiendan preparar las cosas sobre la semana 32, ¡hacerlo!
¿Cómo saber qué es lo que tengo que llevar al hospital?
Es cierto que yo sobre la semana 25 me volví loca haciendo listas para la llegada del bebé; lo que necesitaba tener preparado en casa, lo que tenía que llevar el bebé para el hospital, lo que necesitaba para mi... bueno, hice una búsqueda muy exhaustiva por la red y me quedé con un poco de todas, podéis imaginar que si llego a imprimir todas esas listas, casi me sale un libro.
Por suerte, con la idea de que lo tenia todo controlado (aunque no lo tenía para nada en realidad), se me paso el ansia y me relajé. Más tarde, comprendí que menos mal que controlé el impulso, porque no se trata de mudarse al hospital, si no de llevar lo que realmente se requiere, y para eso, lo más importante es que hables con el hospital donde vas a tener al bebé y pidas la lista de cosas que ellos piden para la hospitalización del parto, no en todos los hospitales es igual, aunque hay algunos básicos que siempre se repiten.
¿Por qué es importante la lista que nos da el hospital?
Cada hospital tiene sus normas, dispone de unas instalaciones concretas, y su forma de proceder es ligeramente distinta, dentro del protocolo estándar, por ello no se requiere llevar lo mismo en todos, dependerá de:
Tiempo de ingreso hospitalario
Vamos a tener en cuenta que lo habitual es un ingreso de 48h con un parto normal, y 72h si te hacen cesárea. Pero, actualmente también tendremos en cuanta que ya son varios los hospitales de España que apuestan por los ingresos de 24h si tienes un parto normal y sin complicaciones.
Instalaciones del hospital
Hay hospitales que están apostando por planes de parto muy actualizados, y poniéndose en la línea de lo que viene siendo bastante común en otros países de Europa. Esto implica que algunos de ellos tienen preparadas unas instalaciones que permiten a la madre diversas posibilidades para tener al bebé de la forma que más cómoda y sencilla le resulte., y esto se traduce en salas de parto con piscinas, bañeras hidromasaje, duchas con chorros de agua caliente, zona para hacer ejercicios con pelota de fitness o lianas, tal y como nos han enseñado en las clases de preparación al parto, así como la posibilidad de llevarte tu propia música, aromaterapia u otras herramientas para aliviar el dolor, cámaras de video para grabar el parto, etc.
Tener la posibilidad de visitar las instalaciones del hospital antes de que llegue el día, te ayudará saber las opciones que tienes, y también lo que necesitas para poder hacer uso de ellas.
Elementos que proporciona el hospital
Hay hospitales que se encargan de completar tu propia lista, asumiendo cosas como pañales, toallas, gasas u otros elementos para las curas y cuidados del bebé y la mamá, por ello, una vez tengas la lista de lo que requieren, sabrás que aquello que no está incluido es porque lo proporcionan ellos mismos.
Resultados de tus últimas pruebas
Antes de empezar a preparar la maleta, es importante tener los resultados de tus últimas pruebas. En la ecografía del tercer trimestre te indican el tamaño del bebé. Yo he sabido que viene con un peso estándar y eso me da una idea para las tallas de ropa, que en teoría si llega a término de la forma esperada, la ropita de 0-1 le irá bien y los pañales que necesitará son de talla 1.
Lo que meteremos en la maleta del hospital para el parto
Lo más básico y estándar coincidirá en la mayoría de listas, lo que puede cambiar es la cantidad. De todas formas a continuación os dejo una lista dividida en cuatro secciones que os puede ayudar a haceros una idea de lo que necesitáis.
Al final de las listas, podréis descargaros un documento
para hacer el seguimiento de lo que os falta.
¿Qué necesita llevar la madre al hospital?
Lo imprescindible- Cartilla de control del embarazo
- Tarjeta sanitaria
- DNI vigente
- 2/3 camisones o pijamas pensados para lactancia para que sea cómodo dar el pecho (realmente se recomienda camisón por las revisiones que te hacen, pero es cierto que muchas madres me han comentado que si no estás acostumbrada a ellos, irás mucho más cómoda y recogida en pantalón, yo llevo uno de cada)
- 1 Bata
- 8 bragas posparto desechables / 4 bragas de algodón (Yo llevo ambas dado que nunca he usado las primeras y no se si me sentiré cómoda con ellas)
- 2 sujetadores de lactancia
- Ropa cómoda para salir del hospital
- 1 par de zapatillas
- Compresas desechables de algodón
- Discos protectores para la lactancia
- Cepillo de dientes
- Peine
- Pasta de dientes
- Desodorante sin alcohol
- Crema hidratante corporal
- Crema para el pecho
- Jabón neutro para la ducha
- Esponja
- Bikini (por si tienes piscina para dilatar en el parto)
- Chanclas para la ducha
- Toalla
- Sacos de legumbres o plantas aromáticas para el dolor
- Pen para grabar el parto
- Pen con tu música para el parto
- Cargador de móvil
¿Qué necesitas llevar para el bebé?
Básicos para el bebe
- 4 pijamas
- 4 bodies
- 2 gorritos
- 2 pares de calcetines
- 1 manoplas
- 1 conjunto para salir del hospital fácil de poner
- 1 arrullo o manta de algodón
- 2 baberos
- Sillita de coche para el traslado a casa
Neceser para el bebé
- 1 paquetes de pañales
- Cambiador impermeabilizado
- Toallitas húmedas sin alcohol y sin perfume
- Esponja natural
- Jabón neutro para recién nacidos
- Cepillo para peinar
- Crema para el roce del pañal
¿El papá necesita llevar algo?
Me fastidia bastante que sean los grandes olvidados de este proceso, como si no formasen parte ¡Y no es así!
Mi chico ha estado en todo momento, en cada visita médica, pendiente de los resultados de cada prueba, hemos escogido juntos todo lo relacionado con el bebé, ha preparado una habitación preciosa, ha aprendido muchas cosas en las clases de preparación al parto para ayudar que el proceso sea más llevadero, lo ponemos en práctica a diario, y su mayor deseo e intención es estar a mi lado en todo momento cuando llegue nuestro bebé, por tanto, si, ellos también necesitan llevar algunas cosas y poder sentirse cómodos.
- Pijama o ropa cómoda
- Zapatillas de casa
- Neceser para higiene personal
- Cargador de móvil
Y por cierto, el precioso conjunto de maleta, cambiador portátil y neceser son de Pasito a Pasito.
¡Nos enamoramos de su colección Forest! Os dejo aquí el enlace.
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¡Espero que os haya servido de ayuda!
Cualquier pregunta, ya sabéis que estoy encantada de poder ayudaros.
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